¿Qué es lo que nos da tanto miedo de algo que sentimos tan rico, y que además es algo súper natural?
Una forma de ir quitándonos esas telarañas es acercarnos al placer, experimentarlo y poco a poco irlo naturalizando en nuestras vidas. ¿Sabías que el derecho al placer forma parte de nuestros derechos humanos y sexuales? El placer (y específicamente el sexual) es fuente importante de bienestar físico, psicológico, intelectual y espiritual.
Existen muchas formas de sentir placer, además del placer sexual. Desde dormir, hasta comer tu comida favorita, abrazar a tu mascota o recibir un mensaje de buenos días de esa persona especial. El reto es hacer consciente esa sensación placentera y buscar hacerla a propósito.
Algunas de las actividades que puedes hacer para irte familiarizando con el placer son:
Identifica qué te gusta y qué no
El primer gran paso es hacer un ejercicio de autoconocimiento y que identifiques qué cosas en general te producen placer y qué otras no (de nada servirá si al 90% de la población le genera placer comer chocolate, si a ti te brota alergia. No lo seguirás intentando, ¿cierto?). Puedes elaborar una lista con las cosas que ubicas que te generan placer (comer pizza, los besos en el cuello, etc.) tanto en general como en lo erótico, y otra con las cosas que (hayas experimentado o no) no te generan ningún bienestar (que te toquen cierta parte del cuerpo, ciertos alimentos o bebidas, etc.).
El preguntarnos qué nos gusta y qué no nos gusta también nos ayudará a identificar cuáles son nuestros límites, es decir, qué cosas de plano no son de tu agrado, y por lo tanto, no es algo que estés dispuesto/a a hacer, y así poder transmitirlo a la otra persona, si fuera necesario. Como plus, también puedes hacer un listado de cosas que no estás seguro/a si te gustará o no, pero que te gustaría experimentar en algún momento.
Focaliza tu atención en el placer
Muchas veces vivimos en un rush de adrenalina, haciendo varias cosas al mismo tiempo, que no nos damos cuenta cuando estamos experimentando algo placentero. ¿Quién no ha comido frente a la computadora porque tiene muchos pendientes, pero luego ni recuerdas qué fue lo que comiste, ni a qué sabía?, ¿o tenido un encuentro erótico mientras estás pensando en los pendientes del trabajo o la escuela?
Así que el reto será experimentar algo placentero en tu día, pero dedicándole plena atención: ¿Qué es esto que me gusta tanto?, ¿qué sensaciones me genera (tanto físicas como emocionales)?, ¿en qué parte de mi cuerpo siento este placer?, ¿hay algo que podría hacer para incrementar esta sensación placentera?. Si puedes, escríbelo. También puedes acompañar esta focalización del placer con una respiración lenta y consciente.
Explora tus sentidos y experimenta placer
Otra cosa muy común que suele ocurrir, es que experimentamos el placer siempre de la misma manera, ya sea que tus encuentros eróticos con tu pareja o vínculo siempre son iguales, o que siempre terminas comprándote ese mismo helado de vainilla. Date la oportunidad de abrir nuevos canales de placer, con algo tan sencillo como probar nuevos sabores, planear una cita diferente con tu pareja o probar ese juguete sexual que tanto te llama la atención.
Planifica tus encuentros eróticos
Ya sea contigo mismo/a o con tu pareja. Y aunque la palabra “planificar” pareciera que le quita la adrenalina, en realidad nos ayudará a identificar qué es lo que quieres o quieren lograr en ese encuentro.
- ¿Quiero que sea lento y disfrutable, o lleno de adrenalina?
- ¿Incorporamos velas, aceites, juguetes, aromas y/o sabores?
- ¿Cómo quiero que sea el preámbulo?
- ¿Quiero que haya penetración o mejor nos enfocamos en otras sensaciones?
También es importante identificar que placer no es lo mismo que orgasmo, y que aunque alguno/a haya tenido un orgasmo, o en todo caso haya habido una eyaculación, el encuentro no se termine ahí, sino que se sigan manteniendo las sensaciones placenteras.
Así que, ¡manos a la obra!: ir incorporando este tipo de actividades en nuestro día a día nos ayudará a hacernos amigos/as del placer y que forme parte de nuestra vida y de nuestra agenda erótica. No olvides que el placer es responsabilidad de uno/a mismo/a.